lunes, 31 de octubre de 2011

Editorial

El lugar de un periodista en la sociedad ha sido tema de discusión constantemente y la conclusión se convierte en algo lejano. Aún cuando el número de lectores es mayor que el de periodistas, y gracias a esto tiene un papel fundamental en el ciclo de la información; la última palabra no se encuentra en los lectores, tampoco en los periodistas, si no en los hechos.
             Se debe definir un término que apenas en el último par de años parece cobrar vida más que nunca. Un ciudadano es aquel que juega un papel activo en la sociedad. Dentro del contexto mexicano, es aquel que influye en la vida de la nación a través de obligaciones y derechos.
            Por otra parte, el periodista tiene como objetivo informar. Los informadores son un enlace para las personas a los lugares en los que no pueden estar presentes. Vuelve público todo lo que un país debe saber para así poder orientar a la nación. Son servidores de la comunidad.
            Cuando una persona se desempeña cómo periodista debe ser neutral. Un ciudadano presenta afiliaciones políticas, pertenece a organizaciones con fines lucrativos, entre otras situaciones que influyen en su participación. Si un periodista se desempeñara como tal queriendo beneficiar una postura u organismo, pierde su esencia informativa. El comunicador debe ser únicamente espectador de los hechos, no involucrarse.
                        El lector quiere ver acciones reales, cifras sin maquillaje, busca bases para decidir. Si se encontrara con elogios constantes, al igual que ataques hacia una persona u organización, se perdería la credibilidad. El informar con ética, incluye revelar lo bueno y lo malo de cada uno.
Al desempeñar una tarea informativa, la pluma del comunicador no debe presentar favoritismos. Por otra parte, el ciudadano actuará guiándose por sus necesidades y beneficios. Si un periodista realizara su trabajo cómo un ciudadano, se convertiría en un propagandista.
            ¿Se puede ser periodista y ciudadano a la vez? La respuesta es no. El periodismo nunca será ciudadanía. Así como sus actores no son lo mismo. Es un derecho para el ciudadano es leer noticias y no publicidad. Los anuncios ocupan espacios que sobran en las publicaciones. Los sucesos se encuentran en la primera página y en las primeras secciones. El ciudadano paga por la información pertinente y honesta que sólo el periodista puede otorgar.

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