Nos ha costado 40 mil muertos y se estima que para el próximo año, la cifra aumente. El motivo: un paso que vale más de 35 mil millones de dólares al año, para llegar a quién planea entrar a México disfrazado de héroe; pero en realidad, no es más que el origen de nuestra crisis: Estados Unidos. Sin embargo, ¿Será que el único camino que le quede a nuestro país es la legalización?
Hace más de un año, el diputado Víctor Hugo Círigo presentó una propuesta para legalizar la marihuana. La frase que el legislador expidió fue la siguiente: “Vamos a pegarle al narcotráfico por donde más le duela, despenalizando la marihuana”. Estas palabras con tendencia a slogan no tuvieron éxito, la iniciativa falló.
En tiempos donde el miedo es una plaga y los valientes se convierten en sacrificios humanos de los cuales seguimos esperando salvación; la legalización parece ser una salida de emergencia. Tomando en serio una propuesta que representa una parte significativa de la sociedad, se pueden encontrar varios percances que en un país tercermundista como México la vuelven absurda. Como poner “firma” a una “industria” que con la relación entre la historia penal y el ejecutivo se convierte en una burla.
El mes pasado, el ex presidente Vicente Fox propone esta solución al estado de crisis. Él mismo, anteriormente atribuyó la desgracia nacional a unas “vibras” y astros. Tomándolo como ejemplo, puedo decir que valdría la pena evaluar la solvencia moral de quien en su propio sexenio tuvo un papel fundamental en el actual escenario.
Mientras el gobierno piensa en una salida rápida. Podemos encontrar varias deficiencias en las instituciones mexicanas. Se equivocaron al dar todo el poder al legislativo. Debilitando los organismos, tuvieron como resultado una sociedad vulnerable, despojada de los derechos que le pertenece y con salarios que difícilmente ayudan a subsistir. Es así cómo garantizaron que la pobreza (que representa más del 90% de la población) fuera el principal afectado de una guerra que no declaró.
La situación del país es decadente. Y por esto, trabajamos la tierra de nuestro vecino, quién nos trata como delincuentes. México tal vez va perdiendo su significado, con una dependencia que no es la de nosotros mismos. La legalización sería fatal; volver permisivo lo prohibido e invitar al sector que no es consumidor, hunde todavía más a la sociedad.
Vivimos amando una patria que no es nuestra. Los que no lo hacen, es su única fuente de ingresos (la que no encontró en su nación). Si el gobierno nos da permiso para adquirir droga de manera legal, nos presentarían una supuesta relación afectada con el país que ya tiene un pie encima de nosotros. Podríamos esperar más barreras de las que ya existen. Si un mexicano no es tratado con dignidad en un país extranjero, ¿Qué otras humillaciones esperaremos?, lo dejo a la imaginación colectiva ya de por sí insensible.
Estamos perdiendo de vista el verdadero problema. Pensamos en soluciones olvidando que no se encuentra más allá de la radical. Se necesita preparar a los mexicanos para la legalización. Es urgente el desarrollo humano de México. El promedio de educación es bajo como su calidad. Reformar las instituciones es invertir en los ciudadanos.